Si estás enfocado en cambiar tus hábitos alimenticios a uno más saludable, sumado a la pérdida de peso; estos pequeños cambios en tu rutina de alimentación pueden hacer grandes diferencias por tu cuerpo.

Preferir alimentos integrales antes que refinados. El pan, los cereales, las pastas y el arroz tienen su versión integral, que conservan el grano entero, manteniendo sus propiedades intactas, aportando gran cantidad de energía, fibra y grasas saludables vitales para el buen funcionamiento del organismo.

Elimina las bebidas azucaradas. Si no puedes dejarlas del todo y cambiarlas por agua pura o jugos saborizados sin gas, prefiere las bebidas ligth o zero. Estas no aportan ninguna caloría y pueden bajar la ansiedad de “algo dulce”.

Disminuye el consumo de sal. Pese a que el sodio es un mineral necesario para el correcto funcionamiento del organismo, comerlo en exceso puede traer muchos riesgos a la salud, principalmente eventos cardiovasculares. La OMS recomienda reducir el consumo de sodio en adultos a menos de 5 gramos al día.

Cambia tus sartenes a unos de teflón. Ocuparás menos, o nada de aceite para preparar tus alimentos, lo que reducirá las calorías de tus comidas y hará que tu alimentación sea más sana.

Evita las conservas. Los tarros o frascos en conserva tienen gran cantidad de preservantes y químicos para prolongar la vida de los alimentos. Prefiere aquellos alimentos en su estado natural, o procura lavar las conservas bajo un chorro de agua fría para disminuir la carga de sodio que presentan.

Prepara aderezos más saludables. Evita comprar aliños que vienen listos, ya que generalmente presentan mucha grasa y calorías. Prepara tus propias salsas con yogurt natural, mostaza, aceite de oliva, limón o especias.

Procura dormir bien. Diversos estudios han demostrado que la falta de sueño, o dormir menos de las 7 u 8 horas recomendadas, puede propiciar el aumento de peso. Dormir poco aumenta los niveles de una hormona llamada ghrelina, que eleva el apetito; y disminuye los niveles de la leptina, que indica al cuerpo que estás satisfecho, por ello las personas que duermen mal, tienden a comer más.

Haz tus compras de supermercado con una lista. Este punto es muy importante y pocas personas lo llevan a cabo. Debes anotar lo que te falta y necesitas comprar y los alimentos que están “permitidos” deben ser la prioridad. Con este pequeño cambio, no solo ahorrarás tiempo en el súper, sino que también, evitarás los pasillos con golosinas.

No vayas de compras con hambre. Puede sonar extraño, pero lo cierto es que si vas al supermercado, al mall o algún lugar donde existan muchas “tentaciones” con el estómago vacío, seguramente consumas o compres alimentos al paso, llenos de calorías vacías y que no aportan ningún nutriente. En cambio, si vas satisfecho, no tendrás ganas de picotear entre comidas.